Aplicadores frío-calor

Como su nombre lo indica, los aplicadores frío-calor  se pueden utilizar para administrar diferentes tipos de temperaturas en algunas zonas de nuestro cuerpo. Estos materiales están diseñados para relajar dolores físicos que nos afecten, así como mejorar la salud y el funcionamiento de diferentes sistemas de nuestro organismo.

Existen diferentes formas en las que podemos utilizar estos aplicadores frío-calor, ya sea en forma de compresas, cremas, geles y algunos tipos de telas. También podemos usarlos para la aplicación de algún medicamento, ya sea para aliviar un dolor o tratar alguna herida en nuestra piel.

Aplicadores de frío

Las compresas o aplicadores de frío son uno de los métodos más utilizados para sanar la inflamación o los espasmos musculares en nuestras extremidades. Son utilizadas, sobre todo, para aliviar el dolor que sentimos al sufrir un golpe sumamente severo. Estos aplicadores también son de gran ayuda para reducir la rigidez en nuestros tendones, ayudando con una mejor movilidad articular y aliviando los síntomas de algunos tipos de aflicciones, como la tendinitis.

Aplicadores de calor

En caso que se presente un dolor muscular durante un largo tiempo, los aplicadores de calor son sumamente importantes. Éstos pueden aliviar las molestias en los músculos, sobre todo en las regiones del cuello, pecho y espalda. También puede ser fundamental para aliviar la rigidez en nuestras articulaciones y ligamentos, evitando que se produzcan roturas en los mismos.

Los aplicadores de calor son de gran ayuda para mejorar la movilidad y flexibilidad de nuestras extremidades, aliviando así algunos tipos de molestias articulares. También promueve la relajación muscular, siendo un gran aliado para aliviar los espasmos o los desgarros musculares. A su vez, estos aplicadores son fundamentales para promover el correcto flujo sanguíneo por nuestro cuerpo, evitando que se produzcan obstrucciones arteriales.

En general no se recomienda utilizar estos aplicadores por más de 15 minutos, ya que el calor puede causar daños en nuestra piel.También es fundamental evitar utilizar los aplicadores de calor en zonas donde hayamos utilizado alguna crema o pomada, ya que estas temperaturas pueden derretir dichas sustancias y causarnos daños severos. Tampoco se recomienda su uso en personas que tengan fiebre, ya que el calor puede empeorar los síntomas de esta enfermedad.

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